La generación Z es aquella nacida a partir de 1995. También conocida como iGen o Gen Z es el primer grupo que ha vivido con computadoras y dispositivos desde su nacimiento y ha estado rodeado de tecnología toda su vida. Son verdaderos nativos digitales, acostumbrados a consumir cualquier tipo de información desde su teléfono y a resolver su vida a través de aplicaciones, chats y asistentes digitales. No sólo eso, también son conocidos por documentar su vida en las redes sociales. La manera de recibir información y aprender de estos jóvenes y niños es dramáticamente a la de generaciones anteriores.

En un estudio, el Pew Research Center encontró que el 95% de los adolescentes en Estados Unidos tiene acceso a un smartphone y 45% de ellos afirma que está en línea constantemente.

Nuestro país no está muy atrás. En 2017, de acuerdo con información del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), 6 de cada 10 mexicanos de entre 6 y 17 años de edad utilizaban dispositivos de cómputo (teléfono celular, tableta o computadora) para diversas actividades y, de ese universo, el 88.5% los usaba para acceder a Internet, principalmente para usar redes sociales.

Navegando hacia el mundo universitario

Generación Z: la vida en la pantalla

Las instituciones educativas tendrán que considerar la creación de aplicaciones que ayuden a los estudiantes a navegar durante su vida universitaria, desde ofrecerles un mapa del campus y mensajes del rector, hasta fechas de exámenes e incluso sondeos de retroalimentación inmediata respecto al contenido de las clases.

En Estados Unidos, instituciones como la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA, por sus siglas en inglés) ha desarrollado un sinfín de aplicaciones que facilitan todos los aspectos de la vida universitaria. En México algunas universidades ya están explorando esas posibilidades. Por ejemplo, la aplicación de la Universidad de Guadalajara no solo brinda información sobre las carreras que ofrece, sino que también incluye pruebas de orientación vocacional, recordatorios de fechas de exámenes de ingreso e incluso guías de estudio.

Generación Z: pantallas y periodos de atención reducidos

Esta generación, más que ninguna otra, llegará al campus universitario cargada de sus propios dispositivos que pueden ser smartphone, laptop o ambos. Los equipos de TIC tendrán que tomar eso en cuenta al momento de crear sus estrategias de seguridad informática y calcular la capacidad de ancho de banda requerida.

Por otra parte, este grupo está acostumbrado a un uso intensivo de videos, a pantallas de alta definición, consolas de juegos y aplicaciones de realidad aumentada como Pokemon Go. Las universidades y los profesores tendrán que considerar esto al momento de desarrollar materiales de enseñanza. La gamificación educativa podría ser una buena opción al impartir la enseñanza dentro de un entorno muy familiar para los estudiantes.

Generación Z: la vida en la pantalla

También es fundamental considerar que el periodo promedio de concentración de los Gen Z es inclusive menor al de los millenials, 8 segundos en lugar de 12, de acuerdo con un sondeo de Job Today. El material de enseñanza deberá ser entonces multimedia, estar dividido en varios segmentos cortos en lugar de uno más largo y poder ser descargado en dispositivos móviles.

Asimismo, la generación Z tiende más a querer manejar su propio tiempo. Esto puede llegar a redundar en un crecimiento de la educación a distancia, que les brinda flexibilidad de tiempo y geografía.

Generación Z: autodidactas

La iGen está acostumbrada a consumir tutoriales de YouTube y guías en línea para adquirir conocimientos y habilidades. Tiende más a aprender de manera independiente y, por lo tanto, es importante generar contenidos que ellos puedan consumir en cualquier momento, dentro y fuera del campus.

Retroalimentación constante y colaboración

El mismo sondeo de Job Today refiere que estos jóvenes requieren retroalimentación de calidad y continua y buscan trabajar en colaboración. Es por ello que las universidades deberán facilitarles plataformas o aplicaciones donde puedan dar y recibir retroalilmentación e incluso permitirles ser partícipes en la cocreación de currículos educativos.

Sin duda, los educadores deberán trabajar cada vez más de la mano de los equipos de tecnologías de la información y la comunicación y el estudiantado para plantear modelos de enseñanza que respondan a la nueva manera de aprender.