En el campo de la ciberseguridad, el uso de la tecnología blockchain puede representar grandes beneficios para las universidades, sobre todo ante las condiciones creadas por la pandemia de COVID-19.

Si bien la transformación digital de la educación ya estaba en marcha con pasos cada vez más firmes, al trasladar las clases al entorno digital hubo que enfrentar desafíos técnicos para posibilitar la enseñanza en línea, con sesiones y recursos compartidos de manera sincrónica o asíncrona. Por supuesto, el ingente volumen de información así intercambiado incrementó los riesgos en materia de ciberseguridad.

Las universidades concentran y gestionan una gran cantidad de datos personales de sus alumnos, egresados y académicos. De hecho, la información generada a lo largo de la trayectoria educativa de una persona inicia en la niñez. Hay una serie de datos sobre materias cursadas, estudios completados y calificaciones y certificados obtenidos. Su resguardo en el entorno digital es prioritario.

Pero no sólo eso. También es necesario que los usuarios puedan acceder al control de la información y decidir con quién lo comparten. Para hacerlo de manera digital es necesario un método que ofrezca seguridad. Esto es particularmente imperativo cuando se trata de certificaciones y títulos académicos. La trazabilidad y la inmutabilidad de blockchain permite obtener esa certeza al 100%. Para lograrlo se requiere una capacidad clave: una prueba de conocimiento cero, es decir, la posibilidad de probar que se posee un conocimiento importante sin revelar realmente la información en sí.

Certificados en blockchain

Blockchain, ciberseguridad para la educación superior

Un ejemplo sería el registro en blockchain de la emisión de calificaciones, grados y cédula profesional por la universidad que los otorgó. Si más adelante esa persona cursa un posgrado en cualquier otra institución —inclusive en el extranjero—, esta puede a su vez registrar la existencia de los logros académicos en la blockchain. Pero no sólo eso: las competencias y calificaciones ganadas en cualquier otro curso pueden quedar contenidas en los registros de la blockchain. Ello robustece, enriquece y facilita la integración del historial académico de cada estudiante.

La gran ventaja de esto es que se elimina la necesidad de los respaldos impresos para comprobar las credenciales académicas: basta con compartir el archivo que indique dónde está grabada la información y la verificación se puede realizar fácilmente.

La tecnología utilizada por una blockchain para generar certeza se basa en listas de transacciones o registros protegidos con firmas criptográficas, los cuales son compartidos por los miembros de una red. Es decir, una especie de libros mayores (como los de contabilidad) distribuidos y digitales.

Cada registro consigna la hora en que se hizo y tiene ligas de referencia a otras transacciones previas, lo que permite rastrear cualquier evento consignado a quienes tengan las credenciales de acceso necesarias.

Cartera segura

Blockchain, ciberseguridad para la educación superior

En el futuro, un porcentaje significativo de la enseñanza será en línea. Ello resultará, entre otras cosas, en que la educación dejará cada vez más de estar constreñida a los años de estancia tradicional en una universidad para convertirse en una actividad continua. Inclusive, la ubicación geográfica, tanto del estudiante como del campus, se volverá irrelevante.

Tal actividad demanda la seguridad de certificación y entrega de calificaciones que ofrece una blockchain. Otra gran ventaja es que el control de la información dejará de estar en manos de las instituciones para pasar a las de los estudiantes, que podrán compartirla cuando y con quien lo necesiten sin que haya posibilidad de falsearla.

Un ejemplo actual del uso de blockchain para la emisión de certificados y títulos profesionales es el del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), que comenzó a hacerlo en 2015. Tras el éxito de la prueba piloto —se emitieron certificados para estudiantes internacionales del Laboratorio de Medios y la Escuela de Negocios Sloan— se ha extendido a los estudiantes en general. En México, un ejemplo lo constituye el Tecnológico de Monterrey.

Ambas universidades utilizan una aplicación desarrollada sobre blockcerts llamada Blockerts Wallet. Una vez que el estudiante la descargó en su teléfono, el programa genera un par de claves, una pública y otra privada, que identifican de manera inequívoca al usuario. La pública es enviada la universidad, que la inscribe su registro electrónico y es agregada como emisor del certificado. A continuación, se añade al registro una cadena hash para propósitos de verificación.

Información veraz

Blockchain, ciberseguridad para la educación superior

La información del certificado académico en sí no es cargada a la blockchain, sólo el registro con sello de temporalidad que indica su expedición por la institución. En cambio, el certificado se envía por correo electrónico al estudiante. Se trata de una Notación de Objeto JavaScript (JSON) que incluye la clave pública del estudiante.

Dado que el estudiante es el poseedor único de la clave privada, puede compartir desde su teléfono el certificado académico y probar su existencia y autenticidad ante quien lo desee —empleadores, otras escuelas— cuando lo necesite. Y lo hace sin la necesidad de involucrar a intermediarios.

Los terceros interesados pueden constatar con facilidad y de manera inmediata la veracidad de la información sin necesidad de entrar en contacto con la universidad. Les basta con acceder a portal blockcerts.org donde deben ingresar una dirección URL o cargar una copia del certificado electrónico. A cambio, reciben de inmediato constancia la autentificación del documento y la confirmación de que no ha sido alterado.

Otro posible uso de la blockchain concierne a la certificación de los profesores. Mediante el uso de esta tecnología, a las universidades les puede ser posible conocer el historial completo de los docentes: dónde han impartido clases, qué materias, qué calificaciones han otorgado.