La educación a distancia debido al COVID-19 es ahora imperativa. Si bien es un esquema ya ampliamente adoptado por las universidades para impartir ciertas materias, la mayoría de los profesores no están habituados a impartir sus clases regulares bajo esta modalidad. Hacer el cambio de trabajar en el campus a hacerlo desde el hogar puede ser complicado, aunque hay algunos puntos que, si se toman en cuenta, pueden facilitar la transición.

●Establecer límites: Es importante hacer saber a familiares y amigos que si bien uno se encuentra en casa, está en horario laboral y no está disponible para ocuparse de tareas domésticas durante ese lapso.

●Vestirse para trabajar: Para mucha gente el aspecto más tentador de trabajar en casa es la posibilidad de no tener que vestirse (o bañarse) y permanecer todo el día en pijama. Sin embargo, esto puede tener repercusiones negativas a la larga, pues no permite establecer los necesarios límites entre las esferas privada y laboral.

Educación a distancia y COVID-19

Por supuesto, si se usará la videocámara durante las clases es imperativo vestir algo adecuado, pero aún si no es el caso, el mero hecho de tomar una ducha y cambiarse de ropa (aunque sea un atuendo informal, como jeans y camiseta) ayuda a mejorar el ritmo de la jornada y facilitar el éxito de la enseñanza a distancia durante la emergencia del COVID-19.

●Habilitar un espacio de trabajo: Si es posible, conviene convertir una habitación —o al menos un espacio claramente designado— en un ámbito destinado únicamente a las labores docentes. Esto ayuda a organizar el día a día y a mantener la separación entre la vida laboral y la personal. También ayuda a “salir” del trabajo una vez concluidas las labores.

La importancia de los horarios

●Personalizar el espacio: En la medida de lo posible, conviene hacer lo más confortable posible un espacio en el que se pasarán muchas horas al día. Esto puede incluir desde buscar una silla cómoda hasta la iluminación más adecuada.

●Elaborar y mantener un programa de trabajo: Tal como ocurre en las aulas, en la modalidad de educación virtual desde casa hay objetivos y tareas que cumplir cada día. Mantenerlo en mente ayuda a organizar las labores y afianzar la productividad en las aulas virtuales.

Educación a distancia y COVID-19

●Hacer pausas regulares: Es bueno hacer pausas durante las labores. Cuando se trabaja en casa hay quienes piensan que deben estar concentrados en sus labores 100% del tiempo. En realidad, tal como se hace en el campus, tomarse un descanso, ya sea a mitad de la clase o entre sesión y sesión, aumenta la productividad. Durante estos recesos es importante levantarse y moverse, en lugar de caer en la tentación de mantenerse ocupado con la computadora.

Una manera de administrar el tiempo cuando se hace trabajo en casa es recurrir a técnicas como la “Pomodoro”. Así llamada por su creador, el italiano Franceso Cirillo, consiste en programar segmentos de 25 minutos de trabajo por 5 de descanso. El nombre deriva de que utilizaba un temporizador de cocina en forma de jitomate (pomodoro en italiano) para controlarlos.

●Respetar los horarios: Las clases a distancia serán en muchos casos impartidas en sus horarios regulares, de acuerdo con las disposiciones de cada universidad. Sin embargo, como en cualquier otro empleo a distancia, es fácil que al ejercer la educación distancia por el COVID-19 los profesores se vean tentados a continuar “pegados” a la computadora tras concluir sus labores docentes. Es importante mantener el equilibrio y no dejar que el trabajo devore la vida personal.

Educación a distancia y COVID-19: ejercicio de equilibrio

●Usar la videocámara: Las aplicaciones usadas por cada universidad para impartir las clases tienen sus requerimientos particulares. Si el uso de la videocámara es posible, conviene recurrir a ella para que los alumnos puedan visualizar a los profesores, pues les proporciona a aquellos una mayor sensación de proximidad y ayuda a mantenerlos concentrados.

Educación a distancia y COVID-19

●Preguntar, no hacer asunciones: Cuando la comunicación no ocurre cara a cara es fácil perderse las reacciones de los demás y confundir el sentido de lo que se escucha (y se dice). Por ello, en vez de asumir que todo queda comprendido a la primera, convienen hacer preguntas para aclarar dudas con mayor frecuencia que en el salón de clases.

●Mantener la comunicación con los colegas: Al cambiar a la educación a distancia por el COVID-19 ya no habrá alrededor colegas con los que comentar nada, lo cual es una disrupción agregada al modo habitual de laborar. Por ello, es conveniente mantener el contacto a través de diversos canales (teléfono, correo electrónico, redes sociales, etc.) aunque sin exagerar.

●Mesurar el uso de las redes sociales: Aunque puede parecer una contradicción con el punto anterior, hay que evitar que las redes sociales se vuelvan un distractor que interfiera con el quehacer laboral. A diferencia de lo que ocurre con las sesiones presenciales, al impartirlas a distancia el acceso a las redes está, literalmente, al alcance de los dedos y la tentación de abrir una ventana durante la clase puede ser grande y puede llevar a una disminución en la calidad de la enseñanza.