El big data plantea grandes desafíos a los gobiernos por la cantidad de datos y su variada forma de recolección, pero ya hay algunos éxitos en su uso.

Numerosas fuentes estiman que cada día se generan en el mundo datos equivalentes a 2.5 exabytes (2.5 trillones de bytes o 2.5×1018, es decir, 25 seguido de 17 ceros); tal cantidad es difícil de imaginar sin recurrir a compilaciones como las efectuadas cada año por la empresa Domo, Inc. para su reporte Data never sleeps.

Esa superabundancia de datos constituye una gran fuente potencial de información para los gobiernos, que para volverla útil enfrentan 3 grandes desafíos, según identifican Gang-Hoon Kim, Silvana Trimi y Ji-Hyong Chung en su ensayo Big Data Applications in the Government Sector: A Comparative Analysis among Leading Countries, publicado en marzo de 2014 en Communications of the ACM.

Almacenamiento aislado del big data en los gobiernos

Si bien los gobiernos generalmente disponen por sus propios medios de grandes cantidades de big data como datos estructurados, éstos suelen encontrarse dispersos en instancias federales, estatales, municipales, paraestatales y órganos autónomos.

Seguridad y legitimidad

Los gobiernos no sólo deben asegurarse de que los datos que tienen bajo su custodia se encuentran a salvo de ataques, sino que el uso que hacen de ellos es ético y apegado a la ley. En cada país hay ordenamientos que regulan la recopilación y utilización de datos por el gobierno.

Abundancia y variedad de big data en los gobiernos

La manera en que se acumula la información que constituye el big data, ya sea en formatos estructurados —como las bases de datos tradicionales— o no estructurados, como los correos electrónicos y las comunicaciones en línea —incluidas fotos, videos y demás información vertida en las redes sociales—, así como la multiplicidad de plataformas en las que se recopilan y almacenan los datos, dificultan su sistematización, depuración, cruce y análisis.

A pesar de las dificultades inherentes al procesamiento de la ingente cantidad de información que representa el big data, diversos gobiernos han dado pasos que ya se traducen en beneficios palpables para los ciudadanos. Algunos ejemplos son:

Potenciar la agricultura en Tailandia

En 2015, el gobierno de Tailandia presentó un plan para potenciar su economía a partir de las nuevas tecnologías, incluido el uso de big data. Una de las aplicaciones, a cargo del Ministerio de Agricultura y Cooperativas, es el Sistema de Información Modelo para la Revolución en Alimentos y Agricultura (Food and Agriculture Revolution Model Information System, FAARMis), cuya misión consiste en analizar la información disponible sobre cosechas, calidad del suelo y desempeño de los granjeros para decidir qué sembrar cada año según las condiciones de cada región del país.

El gobierno estima que dentro de los próximos 2 años quedará concluida la primera etapa del proyecto —registro de los datos de 13 millones de granjas y 6.7 millones de granjeros—; a partir de entonces planean utilizar una aplicación móvil para facilitar información sobre las mejores plantas y cultivos para cada granja a fin de ayudarlas a mejorar su productividad.

Proteger a los niños del abuso en el Reino Unido

La protección de los ciudadanos es otra gran aplicación del big data para los gobiernos. Un ejemplo es la Base de Datos de Imágenes de Abuso Infantil (Child Abuse Image Database) del ministerio del Interior del Reino Unido. De acuerdo con un ejemplo citado por John Manzoni, Secretario Permanente de la Oficina del Gabinete del gobierno británico, esa base de datos concentra todas las imágenes de abuso infantil halladas por la policía; mediante identificadores únicos y otros metadatos asociados, los oficiales pueden comparar, de manera rápida y eficaz, con dichas fotografías el contenido de los dispositivos móviles y computadoras incautados a los sospechosos de cometer abusos.

«Antaño, un caso con, digamos, 10,000 imágenes por revisar, requería hasta 3 días; ahora, pueden ser revisadas en una hora», aseveró Manzoni en un discurso pronunciado en 2017 sobre los desafíos y oportunidades de los gobiernos ante el big data. Como resultado de esa rapidez, combatir esos delitos es ahora mucho más eficiente y barato, lo que trae beneficios tanto para el gobierno como para los ciudadanos.

Combate al terrorismo en Estados Unidos

El Departamento de Seguridad Interior (Homeland Security) del gobierno estadounidense lanzó en 2012 dos programas piloto para procesar datos útiles para combatir el terrorismo, Neptuno y Cerbero. El primero gestiona datos de información pública y el segundo información confidencial; en ambos casos se les asignan etiquetas que permiten clasificarlos de manera útil; al cruzar la información de ambas bases de datos el departamento puede aplicar analíticos que le permiten identificar amenazas potenciales y prevenir casos de terrorismo interno.

Desarrollo de la ciencia en Europa

En colaboración con IBM, la agencia de radioastronomía del gobierno de los Países Bajos (ASTRON) y otros 19 países de la Unión Europea establecieron en 2012 el proyecto DOME para crear un sistema de supercómputo capaz procesar la enorme cantidad de datos generados diariamente por el mayor radiotelescopio del mundo, el Square Kilometer Array, un conjunto de antenas emplazadas en Australia y Sudáfrica. El proyecto, conducido desde el Observatorio Jodrell Bank de Manchester, Inglaterra, quedó concluido en septiembre de 2017. Se enfocó en el desarrollo tecnologías para la transmisión, almacenamiento y análisis de los datos crudos arrojados por el telescopio (más de un exabyte al día).

Aún queda un largo camino por recorrer, pero se puede decir que en los países desarrollados ya se apuntan los primeros éxitos gubernamentales en el manejo del big data; con disposición y recursos, los gobiernos de los países emergentes podrán seguir sus pasos y acelerar sus curvas de aprendizaje para aprovechar las ventajas de ese mar de datos en incesante crecimiento.