La fog computing es el siguiente paso de la IoT en el gobierno. Con el crecimiento del Internet de la Cosas (IoT por sus siglas en inglés) se han hecho cada vez más comunes dos términos: edge computing (computación periférica o en el borde) y fog computing (computación en la niebla, concepto acuñado por Cisco). Ambos se consideran como una extensión de la nube y se refieren a la arquitectura de la red diseñada para reducir la cantidad de datos transmitidos, disminuir la latencia de la red e Internet y mejorar el tiempo de respuesta del sistema en aplicaciones remotas. Con frecuencia, ambos se utilizan de manera intercambiable, aunque de hecho se consideran capas sucesivas de la arquitectura (nube-niebla-borde) y hay diferencias entre ellos.

En la computación de borde los nodos están físicamente cercanos a los dispositivos que originan los datos (como sensores o robots) o inclusive forman parte de ellos. Su principal ventaja es que cada nodo opera independientemente y determina qué información almacena en medios locales y cuál envía a la nube para un análisis más profundo, lo que disminuye el volumen de datos transmitidos.

En la computación en niebla el procesamiento de datos se realiza a nivel de la red de área local (LAN), en un nodo de la red o un gateway dedicado al IoT. Se puede pensar en ella como una especie de nube distribuida, lo que evita la necesidad de enviar todo el tráfico de datos a la nube central, a la que no reemplaza sino complementa. Su principal ventaja es la escalabilidad y posibilidad de supervisar de una manera más amplia lo que ocurre en toda la red sin necesidad de centralizar los datos.

Fog computing: IoT para el gobierno de Barcelona

Las aplicaciones de la computación en la niebla en el sector público se concentrarán sobre todo en las iniciativas smart city, que dependen en gran medida del IoT. El ejemplo más destacado en este campo, de acuerdo con un reporte de Cisco, lo constituye Barcelona, cuyo gobierno local se ha abocado desde hace casi un lustro a construir la infraestructura necesaria para hacer inteligente a la ciudad.

El gobierno local comenzó por desplegar en el Barrio Gótico una red de puntos gratuitos de conexión WiFi en las farolas, a más de sensores de diversos tipos.

Los ciudadanos pueden acceder a parte de la información desde sus teléfonos inteligentes y realizar tareas como encontrar dónde estacionar el auto, reservar el lugar y pagar el parquímetro desde su celular. Inclusive, pueden extender el plazo pagado sin necesidad de acercarse al auto. En las paradas de autobús hay pantallas táctiles que despliegan información útil para los ciudadanos, desde eventos artísticos y culturales hasta consultar el pronóstico del clima para las siguientes horas. Por su parte, las autoridades pueden recopilar datos sobre el desplazamiento de las personas y su tiempo de permanencia en un lugar determinado, lo que les ayuda a planear mejor, por ejemplo, la frecuencia de paso del transporte público.

Houston mejora el manejo del agua

Houston es otro ejemplo del uso de computación en niebla para mejorar los servicios públicos. Tras migrar sus sistemas a la nube luego del paso del huracán Harvey, la ciudad ha puesto en marcha una serie de iniciativas basadas en el IoT. Por ejemplo, colocaron sensores en las 100 alcantarillas con más desbordamientos registrados para monitorear el flujo del agua y alertar oportunamente a los trabajadores cuando es probable que el agua se derrame. Planean extender la red a 3,000 alcantarillas en total.

Cuidar el agua potable es otra aplicación de la fog computing en Houston: casi el 60% de los usuarios de la red tienen sensores instalados que toman lecturas cada 15 minutos para monitorear el consumo de agua. Su objetivo es crear un sistema automático de alerta para avisar a los usuarios cuando se produzcan fugas de agua.

La seguridad pública no podía quedar detrás: el Proyecto Edison es un sistema que concentra datos de cámaras, sensores acústicos y otros dispositivos conectados para determinar cuándo se producen situaciones de riesgo. Acto seguido, señales luminosas y barreras automáticas ayudan a establecer rutas seguras de evacuación para los ciudadanos. Por lo pronto, el proyecto funciona en algunas zonas escolares y se tiene contemplado ampliarlo a otros puntos de la ciudad.