La educación universitaria ha quedado trastocada por la pandemia del COVID-19. En todo el mundo, millones de estudiantes se vieron forzados a cursar este semestre sólo con clases a distancia. Y a estas alturas aún no hay claridad sobre la manera en que se verá alterado el desarrollo de las actividades académicas en los próximos semestres.
Tales circunstancias seguramente obligarán a las universidades a replantear la manera en la que trabajarán a futuro. Para ello, requerirán reforzar y afinar el uso de las TIC en el proceso educativo. Su correcto aprovechamiento puede conducir a un modelo educativo más flexible. Gracias a la tecnología, el aprendizaje será más personalizado, de acuerdo con las necesidades de cada estudiante. La inteligencia artificial aplicada a la educación superior será un recurso valioso en este proceso.
Un estudio de la Universidad de Stanford apunta que hasta ahora la adopción de la inteligencia artificial en la educación superior ha sido relativamente lenta. Señala como causas la falta de fondos y de evidencias incontrovertibles de sus beneficios de reales. Sin embargo, prevé que hacia 2030 su uso sea mucho más amplio que hoy. Y añade que la IA no sustituirá a los profesores, sino que servirá como asistente de los docentes en el proceso pedagógico.
La utilización de la inteligencia artificial en la educación superior permitirá automatizar labores que ahora consumen una gran parte del tiempo de los profesores, como la calificación de exámenes y tareas. Ya existen algunos programas que lo permiten, como BebYaz o Grade Your Test.
Información valiosa
Otra posible aplicación de la inteligencia artificial es la identificación de estudiantes con dificultades e indicarlo a los profesores. Esto permitirá atender a los estudiantes y ayudarlos a resolver sus problemas para evitar que interfieran con su educación.
La inteligencia artificial en la educación superior también brindará a los profesores la información que requieren para mejorar el contenido de sus clases y su relación con sus alumnos. Asimismo, facilitará a estos la selección de universidades y carreras, a la vez que permitirá a las instituciones educativas agilizar la selección de estudiantes.
Dirigiéndose a puntos más estratégicos y construyendo sobre los principios de enseñanza adaptativa, la IA permitirá que una máquina debidamente habilitada evalúe el progreso de cada estudiante, proporcionando información clave para que el profesor sepa exactamente cuándo y cómo apoyar a sus alumnos. Esto redundará no sólo en un proceso de enseñanza y aprendizaje mucho más certero y eficiente, sino también en una relación maestro-alumno de mayor valor.
Inteligencia artificial en la educación superior: soluciones potentes
A través de esta tecnología, los profesores también podrán recibir retroalimentación del contenido de sus cursos y la manera de dictarlos, lo que les permitirá hacer ajustes de manera más dinámica y efectiva.
En otro campo que todavía se ve lejano, podrían crearse tutores digitales que apoyen a los estudiantes con conceptos más complicados e incluso los ayuden a prepararse para exámenes. Actualmente ya existen soluciones que ayudan a los alumnos a estudiar, al crear resúmenes de libros y exámenes de opción múltiple.
Estos son algunos ejemplos de lo que puede aportar la inteligencia artificial en la educación superior. Lo cierto es que tendrá como resultado un replanteamiento del papel del educador. También el entorno académico será profundamente diferente a lo que hemos visto en los últimos 100 años. En suma, la sensibilidad y comprensión de los seres humanos se verá potenciada por los beneficios de la tecnología.