De acuerdo con cifras de la Agencia Internacional para la Prevención de la Ceguera (IPAB), en el mundo hay 848 millones de personas con pérdida visual. De ellas, el 91.6% (771 millones) pueden recibir tratamiento para frenarla o corregirla. Para contribuir a este fin, la startup mexicana Bleps Vision desarrolló un topógrafo corneal portátil, denominado TOCO. Se trata de una pieza de Hardware-as-a-Service (HaaS) diseñada para adaptar lentes de contacto. Está pensado para el primer nivel de atención en hospitales públicos y privados, así como para los consultorios de optometristas independientes.
Los inicios del topógrafo corneal portátil se remontan a 2016, cuando un grupo de emprendedores concibió el proyecto, el cual bosquejaron en su tesis universitaria. Según relatan Mariana Cervantes y Citlali Díaz (COO y CFO del emprendimiento, respectivamente), el desarrollo despegó cuando lo aceptó el programa de aceleración de The Ganesha Lab. Se trata de una escaladora y aceleradora de negocios enfocada en startups latinoamericanas de biotecnología.
«El topógrafo corneal portátil es nuestro primer nuestro primer desarrollo. El dispositivo mide la córnea a través de una proyección de puntos. A partir de ella se pueden obtener mapas útiles para diagnosticar patologías o adaptación de lentes de contacto. Es un 95% más económico y 50% más compacto que los productos hoy en el mercado. Además, reduce en un tercio el tiempo de prueba y error de lentes de contacto rígidos», explica Mariana Cervantes.
Perspectivas comerciales del topógrafo corneal portátil
De acuerdo con la firma, a nivel global, el mercado de dispositivos oftálmicos de nicho rondó 25 millones de dólares en 2019. «De ahí calculamos el valor del sector optometrista en alrededor de 8 millones de dólares», explica Díaz. «Por ello, al ser necesario un mercado adicional a México para el TOCO sea rentable, buscamos expandirnos a otros países. Así, los inversionistas obtendrán un ROI más interesante».
La tecnología de la startup es fácil de adaptar a diversos entornos. Por ejemplo, al ser portátil, el TOCO —como otros dispositivos empleados en la atención digital de la salud— es utilizable en áreas remotas. También se acopla a las necesidades de adultos mayores, personas con discapacidades, con niños o bebés. Adicionalmente, no requiere conexión a Wi-Fi.
La versión más barata del topógrafo corneal portátil cuesta 7,500 dólares. «Sabemos que muchos potenciales clientes en México no podrían desembolsar ese monto», explica Cervantes. Es por ello que optaron por ofrecer, además, la posibilidad de arrendarlo, lo cual lo convierte en un Hardware-as-a-Service. Como parte del servicio, la empresa imparte cursos y webinars especializados para sus clientes.
Actualmente, el TOCO está en proceso de registro ante la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS) y la estadounidense FDA. El objetivo es comercializarlo en Estados Unidos, mercado en el que es más factible vender directamente el dispositivo, de acuerdo con Cervantes. En sus esfuerzos, la startup recibe el apoyo de asesores especializados de The Ganesha Lab.