Aunque no tan rápido como sería deseable, en México continúa el avance de las TIC en la salud, como las recetas electrónicas y el expediente clínico electrónico (ECE). El pasado 2 de enero de 2021, en el Senado de la República se presentó una iniciativa que busca hacer obligatorio el uso del ECE. Su adopción es necesaria. Si el historial se encuentra resguardado de forma segura y es accesible e interoperable para otros profesionales de la salud, se facilita la labor médica, independientemente del consultorio, clínica u hospital al que acuda el paciente.

Si bien esta transición a medios digitales es relativamente reciente, lleva varios años implementándose con éxito en el mundo. En el caso de México, la NOM-024-SSA3-2012, publicada el 30 de noviembre de 2012, regula todo lo relacionado con el Registro Electrónico para la Salud, incluido el expediente clínico electrónico. La norma contempla también las certificaciones, la protección de los datos personales y es aplicable a los sectores público, privado y social del Sistema Nacional de Salud.

Los expedientes no son la única herramienta digital disponible cuando se trata del manejo de las enfermedades. Las recetas electrónicas también brindan múltiples beneficios, sobre todo para quienes están directamente involucrados en la consulta: pacientes, médicos y farmacias.

En México, el Consejo de Salubridad General publicó el 8 de septiembre de 2017 un acuerdo para hacer obligatorias las “Acciones Esenciales para la Seguridad del Paciente”. Entre otros puntos, el documento determina los datos que debe contener una receta tradicional, como el nombre completo del paciente, los datos profesionales del médico, la dosis del medicamento y la fecha de prescripción. El fin es asegurar que se tendrá acceso al tratamiento y que se trata de un profesional certificado quien lo prescribe. No obstante, aún existen problemas por resolver.

Recetas electrónicas, difíciles de falsificar

Recetas electrónicas

Primero está la falta de adherencia. Puede parecer trivial, pero si un paciente pierde la receta o debe entregarla en el mostrador de la farmacia, es más probable que olvide o abandone el tratamiento. Esto se vuelve más grave cuando se trata de enfermedades crónicas, como señala la Organización Mundial de la Salud, e incluso se relaciona con la resistencia a los antibióticos. Por otro lado, a pesar de los esfuerzos constantes, no se ha logrado garantizar el control total de los medicamentos ni evitado la venta de recetas falsas.

«El uso de recetas electrónicas es un gran apoyo para solucionar problemas antiguos en el sistema de salud. Su seguridad es mucho más alta que la de una receta tradicional. Incluyen, además de los datos que conocemos, una firma electrónica única que permite identificar cada una y así evitar falsificaciones. Además, si son interoperables, se amplían los beneficios y la seguridad sin importar la zona geográfica ni el establecimiento al que acuda el paciente», señala Bruno Valera, director general de Medikit, una firma mexicana de servicios de generación y administración de expedientes clínicos electrónicos y recetas electrónicas interoperables.

Su ventaja es que pueden surtirse en más de 8,000 puntos de servicio de establecimientos aliados, como farmacias y laboratorios. Además de la mayor seguridad, los pacientes pueden recibir otros beneficios con el uso de recetas electrónicas, según indica Valera. Por ejemplo, los usuarios de sus productos pueden recibir descuentos especiales con algunos proveedores.