Los datos digitales son parte inherente de la vida universitaria. Todos los días se generan nuevos datos, por lo que es indispensable implementar una buena gobernanza de datos en las universidades. Y esto no es una responsabilidad limitada de los departamentos de TIC. Se extiende a todas las áreas de las universidades.
Aunque durante mucho tiempo se le consideró una práctica circunscrita a los grandes corporativos, hoy es ineludible la gobernanza de datos en las universidades. Sólo así pueden controlar el enorme volumen de datos que generan y reciben sin parar y convertirlos en un activo verdaderamente útil.
Pero la tarea no es nada sencilla. Según una definición publicada por Educause, la gobernanza de datos es una práctica interdisciplinaria que abarca personas, procesos y tecnología por igual.
Ahora bien, en muchos casos los datos son causa de disputas. Suele ocurrir que algunas áreas de las instituciones se consideren propietarias exclusivas de la información, ya sea porque la generaron o recopilaron o bien, porque resulta esencial para su operación. Así, los datos quedan aislados en silos.
Dichos silos, por inevitables que puedan parecer, deben eliminarse mediante una buena estrategia de gobernanza de datos en las universidades. Después de todo, los datos son un activo de la universidad como institución y no de un departamento en particular.
Transformación y gobernanza de datos en las universidades
Para establecer una buena gobernanza de datos en las universidades el primer paso puede parecer obvio: definir qué se quiere lograr con ella. Es decir, la gobernanza no es un objetivo en sí; se trata, más bien, de un conjunto de prácticas y lineamientos para mejorar la gestión de la información al interior de las universidades. Su creciente importancia queda de manifiesto conforme avanza la transformación digital de la educación superior.
Ahora bien, dado que se trata de una estrategia muy compleja no centralizada, que incide en todas las áreas de las universidades y que depende de que cada una cumpla los lineamientos, implementarla de manera eficaz puede parecer una tarea imposible.
Sin embargo, las ventajas de la gobernanza de datos en las universidades suelen valer la pena. Al establecerla mejora la calidad y confiabilidad de los datos. Además, facilita el trabajo de todos los involucrados al determinar las mejores prácticas para el manejo de la información. Así, todos los interesados pueden actuar con base en las reglas que indican cómo se crean, se utilizan, se almacenan o se destruyen los datos.
Por otra parte, en un entorno amenazante para la ciberseguridad, la gobernanza de datos en las universidades ayuda a mitigar los riesgos. De hecho, las probabilidades de sufrir un ciberataque exitoso aumentan sin una gobernanza de datos integral y confiable.
La educación superior está inmersa en un proceso de profunda transformación digital impulsada por la abundancia de datos. Aprovecharlos requiere la mejor gestión posible. Por ende, una buena gobernanza de datos es indispensable.