La ciberseguridad es una preocupación constante para las universidades de todo el mundo. Dado el caudal de información que recopilan, generan y gestionan, son un blanco siempre atractivo para los ciberdelincuentes. Y aunque las medidas para contrarrestar los ciberataques mejora continuamente, no es posible atajarlos todos. Un ejemplo es el robo de datos sufrido recientemente por la Universidad de Columbia, en Nueva York.
Catalogada entre las mejores universidades del mundo, Columbia tiene más de 20,000 empleados (entre ellos 4,700 académicos) y más de 35,000 alumnos. Pero no sólo ellos fueron los afectados. De acuerdo con la denuncia presentada por la universidad ante la Fiscalía General de Maine el pasado 7 de agosto, el robo de datos afecta a 868,969 personas, incluidos empleados, estudiantes, exalumnos, solicitantes y familiares. El volumen de la información exfiltrada suma 460 gigabytes.
El robo de datos fue descubierto debido a una interrupción en los servicios informáticos de la universidad ocurrida el 24 de junio pasado. Al investigar el evento, personal de TIC, en conjunto con expertos internos, descubrieron que el hacker responsable vulneró los sistemas de la universidad desde un mes antes.
Consecuencias del robo de datos
De acuerdo con la denuncia de la universidad, el ataque inició el 16 de mayo, cuando el ciberdelincuente logro acceder a la red universitaria. Los datos pirateados incluyen, entre otros, nombre; fecha de nacimiento; número de seguridad social; datos de contacto; información demográfica; historial académico; información financiera, y de salud. Por otra parte, no hay indicios de que se vulneraran los expedientes clínicos electrónicos de los pacientes del Centro Médico Irving de la universidad.
La información comprometida por el robo de datos es susceptible de utilizarse para suplantar identidades y cometer fraude. Sin embargo, de acuerdo con la institución, hasta ahora no existe evidencia de que se haya hecho tal uso de la información extraída.
Los afectados por el robo de datos recibirán dos años de servicios gratuitos de monitoreo de crédito, consulta sobre fraude y restauración de identidad. Y si bien la remediación ofrecida puede ser efectiva, no deja de lado la importancia de fortalecer y monitorear la seguridad informática de las universidades en todo momento.