Alrededor de 90% de los datos hoy existentes en el mundo se generó en los últimos dos años, de acuerdo con el Foro Económico Mundial. Y un porcentaje no menor de esa información se origina en los sistemas de salud, que ostenta un creciente big data. Por ende, el cuidado de la salud requiere de las tecnologías de mejora de la privacidad para aprovechar la avalancha de datos.

También conocidas como PET por sus siglas en inglés (Privacy Enhancing Technologies), permiten gestionar datos al tiempo que se elimina el riesgo de identificar a pacientes específicos. Para ello, las tecnologías de mejora de la privacidad recurren al cifrado, la privacidad diferencial y la generación de datos sintéticos. El objetivo es anonimizar o limitar la exposición de información de identificación personal. Sin embargo, permiten realizar búsquedas, análisis y alimentar modelos de machine learning para aprovecharla de manera eficiente cumpliendo con las regulaciones.

Al anonimizar los datos de los pacientes se puede obtener información sobre interacciones farmacológicas, ensayos clínicos e investigaciones sin revelar la identidad de los sujetos. Así, al preservar la privacidad de los datos, se facilita la colaboración de investigadores de diferentes instituciones sin afectar a los pacientes. Eso favorece el estudio de enfermedades, trastornos genéticos, el desarrollo de medicamentos y la eficacia de los tratamientos.

Mejora de la privacidad: ejemplos

Ahora bien, existen dos categorías en las tecnologías de mejora de la privacidad:

Blandas. Este tipo de PET presupone que se puede confiar en un tercero para procesar datos personales. Un ejemplo es el protocolo de seguridad de la capa de transporte (Transport Layer Security, TLS) utilizada en correos electrónico y mensajería instantánea. Dicho protocolo se basa en los servicios de terceros para verificar la autenticidad de los certificados digitales.

Duras. A diferencia de las anteriores, estas PET asumen que no se puede confiar en terceros en relación con los datos. Un ejemplo de estas tecnologías de mejora de la privacidad lo constituyen las redes privadas virtuales (VPN).

Por supuesto, existen diversas tecnologías de mejora de la privacidad con distintos grados de efectividad. Entre las más comunes se pueden mencionar:

Cifrado homomórfico. Permite realizar cálculos complejos sin la necesidad de descifrar los datos. Los resultados permanecen cifrados y son idénticos a los que se obtendrían si los datos estuvieran sin encriptar.

Prueba de conocimiento cero. Permite a una parte demostrar a la otra que conoce un valor determinado sin revelar información adicional de ningún tipo.

Entorno de ejecución confiable. Permite procesar los datos en entornos aislados del sistema operativo principal.

Computación segura multipartita. También conocida como SMC (Secure Multiparty Computation) consiste en el procesamiento conjunto de datos por diferentes entidades que no comparten información entre ellas. Dado que ninguna de las partes posee la totalidad de la información se minimiza el riesgo de que los datos sean exfiltrados.

En suma, las tecnologías de mejora de la privacidad son herramientas ya indispensables en la atención médica moderna. Con ellas, las organizaciones pueden aprovechar los datos generados por las TIC para la búsqueda de mejores maneras de mantener o restaurar la salud de las personas.