Los dispositivos wearables (usables) ganan terreno en el cuidado de la salud. Dado que suelen sensores que recopilan y comparten en tiempo real datos como la presión arterial, la frecuencia cardíaca, los niveles de oxígeno o incluso los patrones de sueño, pueden detectar irregularidades de manera oportuna. Eso permite atenderlas a tiempo y reducir el riesgo de complicaciones graves. Sin embargo, pese a su evidente utilidad, aún persisten algunos inconvenientes de los wearables que conviene no perder de vista.
Entre los inconvenientes de los wearables más comunes pueden contarse los siguientes:
●Ciberseguridad débil. Puesto que se trata de dispositivos que recopilan copiosos datos de salud confidenciales, pueden ser blancos apetecibles para los hackers. Se han dado casos en que una protección insuficiente resultó en filtraciones de datos que expusieron los historiales médicos de los usuarios. Eso puede tener graves consecuencias, como el chantaje o el robo de identidad.
●Lecturas imprecisas. Pese a que sus sensores son cada vez más sofisticados, hay ocasiones en que no resultan del todo fiables. Por ejemplo, los rastreadores de actividad física pueden contar mal los pasos. En el caso de otros monitores (frecuencia cardiaca o glucosa), una lectura imprecisa puede conducir a decisiones equivocadas. Eso, a su vez, pondría en riesgo la salud del paciente.
●Aún son caros. El precio es otro de los posibles inconvenientes de los wearables. Los más potentes pueden resultar muy costosos de entrada. Además, es común que para funcionar requieran suscripciones para utilizar las funciones completas, sobre todo cuando están en línea.
Superar los inconvenientes de los wearables
●Diseños incómodos. El uso de algunos wearables por periodos prolongados puede resultar fatigoso, ya sea porque pesan demasiado o sus materiales irritan la piel. Eso puede provocar que los pacientes sean reacios a utilizarlos y no cumplan con su objetivo; si se trata de monitores cardíacos o de glucosa las consecuencias pueden ser nefastas.
●Baterías de poca duración. Entre los inconvenientes de los wearables se cuenta la necesidad de recargarlos o reemplazar sus batería con demasiada frecuencia. Como ocurre con cualquier otro tipo de aparatos, conforme incorporan más funciones requieren más energía. Si ésta se agota y el usuario se olvida de solucionarlo, se interrumpe el flujo de información, con lo cual el dispositivo pierde utilidad. En casos más extremos, los usuarios pueden hartarse y, simplemente, dejar de utilizarlos.
Ahora bien, pese a los inconvenientes de los wearables mencionados, no cabe duda que tienen utilidad para el cuidado de la salud. Y no se limita a la atención de pacientes individuales. Si se recopilan los datos —debidamente anonimizados— de un número suficiente de usuarios, podrían ayudar a la comprensión de problemas generales de salud en una población dada. En suma: si se solucionan sus inconvenientes, los dispositivos usables pueden convertirse en una herramienta muy útil para la atención sanitaria a largo plazo.