Las emergencias de salud pública, como la que actualmente enfrenta el mundo, pueden ocurrir en cualquier momento. Sus consecuencias son extremadamente difíciles de predecir. Hoy en día, cuando se habla de una “nueva normalidad”, los pacientes tienen nuevas necesidades. Más que nunca, la tecnología se debe visualizar como una gran aliada.
Un servicio que pasó por una acelerada implementación y aceptación en los centros médicos fue la telemedicina.
Anteriormente, quedaba reservada para algunos roles, situaciones específicas o instancias ocasionales. Hoy, la prestación de servicios médicos a distancia es una de las formas más efectivas de atención sanitaria. Se ha logrado mejorar su desempeño y hacerla accesible a los pacientes. También, garantizar que la información que se genera está siempre encriptada y segura. De esta forma, médicos, auxiliares y pacientes pueden interactuar rápida y efectivamente sin importar su ubicación.
El sector salud en América Latina enfrenta retos como el envejecimiento de la población. En 2010, el 10% de los latinoamericanos tenían más de 60 años de edad; en el 2020, aumentará al 21%. Ello significa que existe una mayor probabilidad de demanda de atención médica. Sobre todo, si se toma en cuenta que más del 80% de los adultos mayores de 60 años en la región sufren de al menos una enfermedad crónica.
Paralelamente al incremento en costos que suponen estos desafíos, los sistemas sanitarios buscan una mejor calidad de atención a los pacientes. En este punto, las instituciones de salud comienzan a ver a la tecnología como facilitadora para lograrlo y aumentar la capacidad de respuesta a las características de la población actual.
Telemedicina para optimizar experiencias
La telemedicina podría ayudar a solucionar gran parte de los desafíos de los sistemas actuales, ya que su objetivo más importante es lograr más con menos. De hecho, el valor del mercado latinoamericano de telemedicina crecerá 17.2% este año, para alcanzar 2,500 millones de dólares, más del doble de su valor en 2015, cuando era de 1,130 millones de dólares.
Las necesidades de los pacientes se orientan cada vez más a la movilidad y la inmediatez. Ello puede ser fundamental cuando alguien requiere atención de urgencia. La telemedicina puede ofrecer una atención personalizada y ayuda al seleccionar proveedores. Para ello, se basa no sólo en preferencias básicas (hora del día, idiomas hablados, años de experiencia, etc.), sino que ofrece alternativas para citas más oportunas, ahorro de tiempo y comodidad.
Además, a medida que los centros de atención médica se enfoquen en la experiencia del paciente, ofrecer formas más fáciles para que los pacientes vean a sus médicos será fundamental en un mercado tan competitivo.
Si bien muchos aún la interacción directa con su médico, la realidad es que la telemedicina permite que más personas cuenten con acceso a asesoramiento médico especializado sin salir de casa. Esta tecnología también abre la posibilidad de atender a pacientes en zonas aisladas o con falta de especialistas. También, ofrecer una segunda opinión médica con oportunidad.
En conclusión, los retos en materia de salud en América Latina no son menores. Sin embargo, muchos países en la región ya tienen un camino recorrido en la regulación e implementación de la telemedicina. Las instituciones de salud deben enfocarse en maximizar las oportunidades para que la innovación y nuevas tecnologías optimicen la experiencia al paciente.