La educación superior se apoya cada vez más en las TIC, sobre todo ahora que la enseñanza híbrida llegó para quedarse. Muchas universidades han ampliado su alcance tanto geográfica como digitalmente, mediante la educación a distancia y cursos en línea. Una de las complicaciones de ello es la heterogeneidad de tecnologías, sistemas, aplicaciones y procesos empleados. Además, los sistemas heredados pierden eficiencia con el tiempo, pues no siempre son interoperables con las tecnologías más nuevas. Una buena manera de sortear dichas dificultades es con el uso de API en las universidades.
Las interfaces de programación de aplicaciones, coloquialmente llamadas API por las siglas de su nombre en inglés (Application Programming Interface), facilitan el administrar una multiplicidad de áreas, programas, personal, instalaciones y procesos de pago, en un sistema completo e integrado. Eso no solo ahorra tiempo y dinero, sino que también mejora en gran medida la experiencia de los usuarios.
Las API en las universidades facilitan a los profesores interactuar y conectarse con los alumnos a través de aplicaciones web, móviles y sociales. Además, las universidades pueden ofrecer a sus empleados y socios herramientas para brindar mejor atención a los estudiantes.
Conexión, flexibilidad, escalabilidad
Las API proporcionan una forma de conectar aplicaciones disímiles al definir la manera en que éstas interactúan. La guía de una API es un manual para desarrolladores que contiene todos los detalles sobre sus formas de trabajar y los servicios que ofrece. Así, los equipos de TIC pueden abrir sus datos y funciones de back end desde el interior de los silos departamentales y sistemas heredados, para reutilizarlos en el desarrollo de nuevos servicios de aplicaciones.
Al permitir una comunicación estandarizada y estable entre bases de datos, las API en las universidades facilitan la escalabilidad de los sistemas. También abren la puerta para reforzar su seguridad y monitoreo. Por ello, reducen los costos de mantenimiento y aceleran la solución de problemas.
Por ejemplo, las API para aulas virtuales hacen que la integración de los recursos sea un proceso simple y sin problemas. No hay que descargar o instalar software. La mayoría de las API se pueden superponer en un sitio web o un sistema LMS (como Moodle) con unos pocos clics. También posibilitan el manejo de los recursos a través de un solo navegador y facilitan la autenticación de los usuarios sin sacrificar seguridad.
Beneficios de las API en las universidades
Entre los principales beneficios que brindan a la industria las API en las universidades pueden contarse los siguientes:
●Velocidad: Desarrollar nuevas aplicaciones es más rápido si las API existentes facilitan la interoperabilidad y son reutilizables.
●Eficiencia: Los intercambios de datos entre diferentes bases de datos pueden hacerse de manera estandarizada.
●Ciberseguridad: Se reduce el riesgo al limitar el acceso a los datos a los estrictamente necesarios y de acuerdo con protocolos bien establecidos.
●Accesibilidad: Permite la consulta inmediata de los datos desde aplicaciones móviles, web y en la nube.
●Un mejor ROI: al conectarse sin problemas nuevas aplicaciones a los sistemas existentes de la institución, disminuyen los gastos subsecuentes.