El uso de entornos virtuales de aprendizaje abre nuevas posibilidades en la educación universitaria. Se trata de aplicaciones avanzadas de la realidad virtual que se prevé catalizarán el uso del metaverso en la educación. Entre las carreras que más utilizarán estos recursos se cuentan medicina y diversas ingenierías. Tan sólo en esta última rama, Fortune Business prevé en 2026 alcanzará un mercado de poco más de 13,098 millones de dólares.
Entre las principales ventajas de los entornos virtuales de aprendizaje (también conocidos como Virtual Learning Environments, VLE) se cuenta la posibilidad de entrenar habilidades al repetirlas en un ambiente libre de riesgos. Eso abre posibilidades de aprendizaje imposibles en los sistemas tradicionales de enseñanza.
Ahora bien, en cierta forma, se puede decir que los entornos virtuales de aprendizaje son ampliaciones de los sistemas de gestión de aprendizaje (LMS). Esto es porque, si bien conservan sus características principales —calificaciones en línea y herramientas de autenticación para los estudiantes y maestros, entre otros—, añaden funciones como soporte para videoconferencias, tareas en línea o colaboración digital. Se trata de una red interconectada de recursos tecnológicos y plataformas para el aprendizaje virtual. En otras palabras, los entornos virtuales de aprendizaje aumentan, sin reemplazar, las capacidades tecnológicas actuales.
Adopción exitosa de los entornos virtuales de aprendizaje
Por supuesto, implementarlos no está exento de dificultades:
○Si las soluciones heredadas no se integran adecuadamente con los entornos virtuales de aprendizaje, el departamento de TIC podría verse envuelto en resolver una cascada de problemas.
○Puede ocurrir que el personal docente carezca de la capacitación y las habilidades necesarias para explotarlos y opten por continuar con métodos de enseñanza más tradicionales.
Al implementar un entorno virtual en una universidad conviene tener en cuenta algunos puntos importantes:
●Usar lo que funciona: Los VLE pueden ser de código abierto, diseñados por la propia institución o comprados a un proveedor. Aunque la última opción parece ofrecer, a primera vista, soluciones optimizadas, no siempre es la más adecuada para todas las universidades. Esto implica que cada institución debe encontrar lo que mejor le funciona de acuerdo con su infraestructura y necesidades, para así implementar entornos virtuales de aprendizaje a la medida.
Motivar a los docentes
●Motivar a los profesores: Desde un punto de vista profesional, los docentes necesitan saber por qué los VLE son mejores que las soluciones que usan.
●Prepararse para el lanzamiento: La eficacia de los entornos virtuales de aprendizaje depende de lo que cada profesor pueda o quiera hacer. Por ello, además de motivarlos, conviene capacitarlos concienzudamente. Aunque las interfaces de los VLE son cada vez más amigables, no resultan tan intuitivas como las de las aplicaciones móviles.
●Preparar la infraestructura existente: Se debe analizar si la solución correrá en la nube, en servidores on premise o en un entorno híbrido. Por otra parte, es crucial para saber con precisión cuánto ancho de banda de la WiFi consumirán los entornos virtuales de aprendizaje. El punto es determinar si las redes universitarias tienen la capacidad suficiente. Por otra parte, la ciberseguridad es un aspecto esencial, por lo cual se deben definir y limitar con rigor los controles de acceso. De preferencia, convienen usar soluciones de autenticación de múltiples factores (MFA) o de gestión de identidades y accesos (IAM).