Normalmente las proyecciones holográficas se asocian con la ciencia ficción. Sin embargo, ya comienzan a tener aplicaciones prácticas en la vida real. Un ejemplo de ello es el uso de hologramas en la educación superior. Si bien aún es incipiente, esta tecnología ya puede utilizarse para impartir clases de manera remota.

Ahora bien, hologramas reales son complicados de obtener. Su proyección implica el uso de láseres e imágenes tridimensionales. Es por ello que cuando se utilizan hologramas en la educación superior éstos se muestran dentro de una suerte de “caja” del tamaño de una persona. Normalmente, es colocada al frente del salón. Sin embargo, también existe la opción de colocar “cajas” pequeñas sobre los escritorios.

La primera universidad mexicana en utilizar hologramas en la educación superior fue el Tecnológico de Monterrey. Hace un par de años, en conjunto con la Universidad Tecnológica de Delft (Países Bajos) impartió en tiempo real una clase a alumnos de ambas universidades. Participaron alumnos y profesores del Tec de los campus Monterrey y Querétaro, así como estudiantes y un profesor de la TU Delft.

Posibilidades de los hologramas en la educación superior

hologramas en la educación superior

Por su parte, la Universidad de Florida Central (UCF) aprovecha el potencial de los hologramas en la educación superior para potencial el aprendizaje de los estudiantes de medicina y fisioterapia. La proyecciones holográficas permiten apreciar con detalle síntomas sutiles que pueden perderse en las pantallas planas de las computadoras. Así, es más fácil apreciar si un paciente presenta temblores en alguna extremidad o dificultades al moverse.

Adicionalmente, la UCF integra una biblioteca de hologramas para la capacitación para estudiantes y profesores.

La Universidad de Loughborough, en Inglaterra, es otro ejemplo del uso de los hologramas en la educación superior. Además de proyectar a los participantes en la “caja” de holograma, planean objetos digitales en 3D. El objetivo es que dichos objetos puedan rotarse para los alumnos los estudien en detalle. Se considera que eso será particularmente útil en clases de ingeniería, arquitectura, diseño y ciencias del deporte.

Ahora bien, aunque la tecnología luce muy prometedora, persisten las dudas sobre la adopción generalizada de los hologramas en la educación superior. El principal obstáculo es, por supuesto, el precio. Las “cajas” y el equipo complementario para lograr las proyecciones cuestan alrededor de 60,000 dólares. Tampoco abundan los proveedores.

Sin embargo, los más optimistas piensan que su generalización es cuestión de tiempo. Se basan en el patrón que siguió la difusión de otras tecnologías, como las computadores personales, los televisores y los teléfonos inteligentes: a medida que aumente su uso, bajarán los precios. Por ahora, es sólo una posibilidad más que las TIC brindan a la educación universitaria.