La visión a largo plazo del uso de la tecnología en una urbe produce ciudades inteligentes 2.0; la cocreación ciudadana de soluciones resultará en ciudades inteligentes 3.0.

Las ciudades inteligentes (smart cities) son aquellas que utilizan el potencial de la tecnología y la innovación en conjunto con otros recursos para hacer un uso más eficaz de estos, promover un desarrollo sostenible y, en definitiva, mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. Si bien se habla de tres generaciones de ciudades inteligentes, de 1.0 a 3.0, la última todavía es más una idea que una realidad.

Ciudad inteligente 1.0

Típicamente, es aquella con proyectos tecnológicos aislados para la solución de problemas como la delincuencia, el tráfico, los servicios ineficientes y el estancamiento económico. La tecnología es presentada como una panacea genérica para resolver los desafíos de la vida contemporánea, brindar prosperidad y generar estilos de vida más saludables, sin considerar las necesidades especificas de la urbe.

Ciudad inteligente 2.0

En ella, a partir de las necesidades reales la urbe, la tecnología se pone al servicio de sus habitantes. Es liderada por funcionarios con una visión específica de cómo deberá ser la ciudad en el largo plazo, tal como ocurre con Río de Janeiro.

En colaboración con IBM, la ciudad carioca diseño un Centro Inteligente de Operaciones para enfrentar el problema de inundaciones que padecía. Los datos provenientes de 30 centros fueron concentrados y analizados junto con registros históricos para anticipar lluvias intensas y prevenir desastres, lo que mejoró la tasa de respuesta ante dichos incidentes en un 30%. El Centro Inteligente de Operaciones fue expandido para incluir otros servicios inteligentes como, por ejemplo, streaming de video para prevenir y detectar actos delictivos.

Ciudades inteligentes 3.0

Es una metrópoli donde los habitantes participan activamente en la cocreación de soluciones para los problemas citadinos. Típicamente podríamos pensar en ciudades como Barcelona y Amsterdam. Sin embargo, entre las ciudades que destacan por este tipo de iniciativas se cuenta Medellín, Colombia, con proyectos como Mi Medellín, una plataforma para alojar propuestas ciudadanas y que hasta diciembre 2018 había logrado reunir casi 19,000 ideas.

Año con año, la IESE Business School de Barcelona hace una clasificación de ciudades inteligentes de acuerdo con diez categorías: capital humano, cohesión social, economía, gestión pública, gobierno, medio ambiente, movilidad y transporte, planeación urbana, proyección internacional y tecnología. En 2018, el ranking colocó a Nueva York como la ciudad número uno, seguida de Londres, París, Boston y San Francisco. La primera ciudad latinoamericana en aparecer en el listado es Buenos Aires, en la posición 76, seguida de Santiago de Chile (86), Panamá (94), Montevideo (100) y San José de Costa Rica (102).

La Ciudad de México ocupa la posición 107, lo cual indica que todavía hay mucho por hacer en nuestro país para el desarrollo de ciudades inteligentes que afronten los desafíos urbanos contemporáneos con una visión de liderazgo político, tecnología, participación y cocreación ciudadana.