La inteligencia artificial transformará al gobierno, especialmente en lo que se refiere a servicios ciudadanos y la creación de políticas públicas.

Pedimos instrucciones de manejo a una aplicación. Identificamos canciones gracias a una aplicación. Nuestro dispositivo nos ayuda a encontrar la mejor opción para llegar a un lugar utilizando transporte público. Estamos acostumbrados a que la tecnología nos ayude y facilite la vida, sin embargo, nuestra experiencia al interactuar con las instituciones de gobierno es igual que hace dos o tres décadas. Para ofrecer mejores servicios es imperativo que al desarrollarlos tomen en cuenta cómo son utilizados y qué se espera de ellos. Asimismo, conviene considerar que nuestra experiencia como ciudadanos debe asemejarse un poco más a nuestra experiencia como consumidores.

¿No sería ideal solicitar una cita con un doctor vía una aplicación? Tal vez incluso nos podríamos ahorrar la visita al interactuar con un bot conversacional que nos pudiera guiar, de acuerdo con nuestros síntomas, hacia el especialista ideal. O quizá podemos cargar toda nuestra documentación en una página y recibir retroalimentación inmediata sobre si cumple los requerimientos o no en lugar de tener que ir una y otra vez a completar un trámite porque nuestros papeles no están completos o son inadecuados. Estos son algunos ejemplos de lo que la inteligencia artificial, aplicada a gobierno, puede hacer para mejorar nuestra experiencia como ciudadanos.

De acuerdo con un estudio de Deloitte, las instituciones de gobierno pueden utilizar la inteligencia artificial de cuatro maneras:

Relevar

Automatizar actividades laboriosas para que los empleados gubernamentales puedan realizar labores mucho más productivas y beneficiosas. Un estudio realizado en el Reino Unido calcula que, hacia el 2030, ciertas tareas de hasta 850,000 empleos podrían automatizarse, específicamente aquellas que son repetitivas y predecibles. La agilización de trámites, por ejemplo, tendría un impacto inmediato en la productividad del país.

Inteligencia artificial en el gobierno para dividir tareas

Permite determinar qué labores podrían ser realizadas por una máquina y cuáles deben ser completadas por un humano. Por ejemplo, un sistema informático puede detectar la disponibilidad de funcionarios en centros de la Secretaría de Relaciones Exteriores y dirigir a los usuarios hacia aquellos que tienen mayor cantidad de citas disponibles. A la llegada a las oficinas, otra máquina podría hacer la primera verificación visual de documentos e incluso asignar a la persona al escritorio donde lo van a atender.

Remplazar

El gobierno requiere una cantidad importante de informes. Cuando se trate de temas meramente informativos, sin necesidad de ser analizados, bien podría procesarlos un robot habilitado con inteligencia artificial.

Inteligencia artificial en el gobierno para aumentar fortalezas

Sin lugar a dudas, este es el punto más importante en el que los sistemas informáticos de última generación pueden ayudar a los gobiernos, al combinar las fortalezas de humanos y máquinas para la realización de tareas de gran valor. Por ejemplo, trazar políticas públicas a partir de la compilación y análisis de datos que brinden insights valiosos y detecten tendencias para anticiparse a las necesidades futuras de los ciudadanos.

Con presupuestos limitados es importante que se invierta en las tecnologías de la información de acuerdo con las prioridades de la administración, pero lo más importante es tener una visión centrada en el ciudadano que permita un verdadero gobierno digital.