La atención médica digital se ha fortalecido en los últimos cinco años y esa tendencia continuará en el futuro. La transformación digital beneficia tanto a los pacientes como a los profesionales de salud y las organizaciones donde trabajan. Sin embargo, la acelerada digitalización del cuidado médico entraña desafíos técnicos especializados. Es por ello que se requiere articular una gestión profesional de TIC.
Entre las tecnologías que más impacto han tenido se cuentan la inteligencia artificial (IA), el machine learning (ML), la robótica y la Internet de las Cosas Médicas (IoMT).
●El monitoreo remoto de los pacientes inherente a la telemedicina implica el manejo de un creciente big data. Dado que tal alud de datos es imposible de procesar sin auxilios tecnológicos, se requiere una gestión profesional de TIC para aprovecharlos. Así, la analítica impulsada por IA y ML mejora la eficiencia y facilita el trabajo de los médicos, permitiéndoles dar mejor atención a los pacientes.
●Un campo donde la IA es particularmente promisoria es la interpretación de la imagenología médica. Entre sus beneficios se cuentan la obtención de imágenes más precisas y una interpretación más veloz para detectar anomalías. Eso contribuye a la automatización del flujo de trabajo de los radiólogos. Ahora bien, lograrlo pasa por la gestión profesional de TIC para entrenar a los modelos de IA.
●La robótica es otra tecnología cada vez más presente en la atención sanitaria. Por ejemplo, con robots quirúrgicos se logran intervenciones más precisas y flexibles de las que son posibles para los humanos por sí solos. Otras aplicaciones de los robots son la desinfección las habitaciones (disminuye la frecuencia de infecciones nosocomiales) y la rehabilitación física mediante prótesis y exoesqueletos.
●Por supuesto, la gran expansión de la IoMT también vuelve imperativo contar una gestión profesional de TIC.
Importancia creciente de la gestión profesional de TIC
Por supuesto, la tecnologización de la medicina plantea problemas importantes. Uno de ellos es evitar los tiempos de inactividad del ecosistema TIC. Cuando los servicios o los dispositivos dejan de funcionar, los más afectados son los pacientes. Por ello, uno de los objetivos de la gestión profesional de TIC es evitar las “caídas” del sistema. Para ello se debe mantener un monitor constante, realizar pruebas periódicas y, por si ocurre lo indeseable, elaborar planes de contingencia.
Otro aspecto en el que la gestión profesional de TIC es indispensable es el cumplimiento de las regulaciones. Dado que la atención médica implica el manejo de información personal confidencial, cualquier falla en los sistemas que la procesa puede tener fuertes consecuencias legales. Puesto que la ciberseguridad consta de tecnologías muy especializadas, debe ser gestionada por profesionales.
Por otra parte, la integración de nuevas aplicaciones suele ser conflictivo, pues no siempre se acoplan sin sobresaltos a los sistemas heredados comunes en clínicas y hospitales. La gestión profesional de TIC evita muchos dolores de cabeza, pues se evitan contratiempos como la pérdida de datos o fallos en los sistemas.
En suma, la gestión profesional de TIC ya es esencial para la atención médica. Más aún: conforme la tecnología profundice la transformación del cuidado de la salud, el papel de los profesionales de TIC será cada vez más vital.