La mayoría de los edificios modernos ya incorporan desde su construcción al menos tecnología básica de conectividad. Sin embargo, para que puedan ser considerados inteligentes requieren un sistema de gestión de edificios (Building Management System, BMS) potenciado con inteligencia artificial (IA). Dicha plataforma puede supervisar y controlar de manera automática diversas funciones, como la climatización y el consumo de energía. Es por ello que son particularmente útiles en el sector salud cuando se habla de un hospital inteligente.

La base de un hospital inteligente —como en cualquier otro edificio— es el BMS. Automatizar servicios fundamentales como la calefacción, la refrigeración, la gestión energética y los sistemas de seguridad permite mantener entornos estables, cómodo y seguros. Todo ello es crítico en un entorno sanitario, donde las fallas de tales servicios pueden tener consecuencias delicadas.

Un aspecto fundamental para cualquier hospital es la eficiencia energética, dado que deben mantener funcionando ininterrumpidamente numerosos sistemas complejos. Desde los equipos clínicos y diversos dispositivos hasta el control de climatización, todo debe marchar sin tropiezos. En un hospital inteligente eso queda a cargo, en primera instancia, de la plataforma BMS. Al integrar en tiempo real los datos obtenidos por sensores de temperatura o de movimiento, por ejemplo, determinan automáticamente si es necesario modificar la temperatura o iluminar ciertas áreas. Eso controla el gasto de energía para administrarla de manera puntual, según se necesite.

Conveniencia de un hospital inteligente

Otro caso es el control de la calidad y el flujo de aire dentro de un hospital inteligente. Este aspecto es esencial para frenar la propagación de patógenos y evitar infecciones nosocomiales, sobre todo en áreas críticas. En los quirófanos, por ejemplo, los BMS ayudan a mantener los niveles óptimos de temperatura y humedad para las cirugías.

Las aplicaciones de un BMS en un hospital inteligente son múltiples: puede analizar datos históricos y en tiempo real para predecir fallas en los equipos y optimizar los programas de mantenimiento; en las farmacias hospitalarias ayuda a preservar de manera adecuada los medicamentos al controlar el ambiente, lo cual reduce el desperdicio. Inclusive, pueden contribuir a la comodidad de los pacientes al ajustar automáticamente la iluminación y la temperatura en las habitaciones, por ejemplo.

Según un análisis de Coherent Market Insights, el mercado actual de hospitales inteligentes tiene un valor de 59,730 millones de dólares. Se prevé que en los siguientes años crezca a una tasa anual compuesta de 20.7% hasta alcanzar sumar 222,920 millones de dólares en 2032.

Ahora bien, construir un hospital inteligente no es cosa fácil. Conseguirlo implica superar desafíos como los sistemas heredados, las limitaciones presupuestarias y la complejidad de integrar las nuevas tecnologías conforme surjan. Ninguna de esas tareas es sencilla. Sin embargo, los beneficios de lograrlo —reducción de costos, mejor eficiencia operativa, rendimiento optimizado de los equipos— pueden compensar el esfuerzo.