Durante muchos años la modernización de la tecnología heredada fue un asunto en blanco o negro. Bien se eliminaba toda la antigua y se empezaba de nuevo, o bien se le superponía la nueva para prolongar su vida útil. Dados los riesgos de la primera opción, la mayoría de los ejecutivos de TIC optaron por la segunda, para bien o para mal.
En la actualidad, dos grandes cambios han transfigurado esa situación. Primero: la tecnología ha mejorado fundamentalmente y ofrece una gama más amplia de opciones; segundo: las prioridades de la transformación digital han aumentado la apuesta por la modernización de la tecnología heredada.
Lo anterior se aceleró marcadamente en 2020, cuando la transformación digital “nice-to-have” se convirtió en una transformación “I-need-it-now” para poner en marcha nuevos modelos de negocio a causa de la pandemia. Hoy las empresas de todas las industrias, incluida por supuesto la atención de la salud, no pueden permitirse mantener tecnología heredada anticuada.
Sin embargo, caer en la antigua forma de pensar en blanco y negro sobre su actualización es una solución falsa. En cambio, se deben aprovechar recursos modernos —como la computación en la nube, DevOps y las plataformas empresariales de low-code—, para la modernización de la tecnología heredada.
De hecho, heredada ni siquiera significa necesariamente antigua. Más bien, se refiere al posible monto de la deuda técnica de una tecnología dada. Es decir, cuán difícil y costoso resulta solucionar los problemas que sufre. En suma, el reto de la modernización de los sistemas heredados siempre se ha reducido a un argumento económico: cuánto cuesta a la empresa un sistema obsoleto contra su reemplazo, incluidos los costos indirectos de la transición, como el tiempo de inactividad y la resistencia de los clientes al cambio, por ejemplo.
El mundo híbrido
Por otra parte, con el aprovechamiento de los sistemas heredados al lado de nuevas herramientas y recursos desplegados en entornos locales o virtualizados —ya sea on premise o en nubes públicas y privadas—, el modelo de TIC híbrida ha puesto patas arriba los argumentos económicos tradicionales. Dentro de este modelo, hay tres tendencias que están cambiando la naturaleza de la modernización de la tecnología heredada.
●La nube: Incluso cuando las organizaciones la adoptan como prioridad, rara vez se presenta la oportunidad de “levantar y trasladar” todas las aplicaciones heredadas. En cambio, los enfoques nativos de la nube, como contenedores y microservicios, permiten sustituir la funcionalidad heredada por aplicaciones modernas. No nos equivoquemos: los enfoques nativos de la nube suponen un reto. La combinación de tecnología compleja y habilidades escasas y costosas puede obstaculizar la migración a aplicaciones nativas de la nube.
●DevOps: El modelo se basa en la automatización para la colaboración. Abarca, el desarrollo, el control de calidad, las operaciones y la seguridad. También a las personas que desempeñan funciones de cara al cliente y que representan el negocio. Sin embargo, DevOps no es sólo para el desarrollo a medida (personalizado): también es un facilitador esencial de la modernización de aplicaciones heredadas. Los equipos responsables del mantenimiento de dichas aplicaciones deben formar parte de equipos contexto interfuncionales y colaborativos de DevOps. Así es más fácil determinar, por ejemplo, cuando la mejor forma de tratar una aplicación heredada es modernizarla in situ. Para que quede claro: sin DevOps es improbable que la organización tome la decisión correcta al reescribir, migrar, dejar en paz o modernizar in situ.
Low-code para modernizar la tecnología heredada
●Plataformas empresariales de low-code: Dada esta gama de opciones, está claro que modernizar la tecnología heredada monolítica ya no es una tarea monolítica en sí misma. Sin embargo, esta modernización suele requerir la creación de nuevas capacidades de aplicación.
Eso nos lleva a la tercera tendencia: las plataformas empresariales de low-code.
Una de las razones por las que los responsables de TIC han rechazado en el pasado las tareas de modernización es el costo, el tiempo y el riesgo inherentes a la codificación manual de las funciones de sustitución. El low-code cambia esta ecuación, reduciendo tanto el tiempo como el riesgo de la creación de aplicaciones.
Sin embargo, no todos los proveedores de low-code se centran en la modernización de sistemas heredados. Se debe a que el desarrollo de aplicaciones a medida suele ser el punto fuerte de dichas plataformas. Por otra parte, low-code puede aislar y aprovechar los servicios nativos de la nube sin el esfuerzo de utilizar únicamente herramientas tradicionales. En otras palabras, el low-code empresarial, representado por proveedores como OutSystems, permite a los equipos de TIC modernizar la tecnología heredada y crear nuevas aplicaciones en las instalaciones, en la nube privada o en la nube nativa.