La inteligencia artificial (IA), especialmente la generativa (GenAI), puede brindar múltiples beneficios a la educación superior. Sin embargo, también puede ser fuente de problemas; uno de ellos es el uso fraudulento de la IA para redactar ensayos universitarios, una práctica tal vez más común de lo que se piensa.

Entre abril de 2023 y marzo de 2024, la herramienta de detección de escritura mediante IA de la EdTech Turnitin —especializada en la integridad académica— evaluó más de 200 millones de ensayos universitarios. Los resultados son reveladores acerca del uso de la IA para redactar ensayos universitarios: en alrededor de 22 millones al menos el 20% del contenido lo generó una IA. Eso no es todo: en más de 6 millones de dichos ensayos el porcentaje se elevó hasta el 80%.

Otras fuentes apuntan en la misma dirección. El estudio Time for Class: Bridging Student and Faculty Perspectives on Digital Learning, efectuado entre universidades estadounidenses a principios de 2023 por la consultora Tyton Partners y al cual contribuyó Turnitin, mostró que ese tipo de fraude académico es un problema persistente en la educación superior.

Mal uso de la IA para redactar ensayos universitarios

IA para redactar ensayos universitarios

Si bien la práctica de presentar como propios trabajos escolares hechos por alguien más ocurre desde hace mucho tiempo, la IA complica el problema.

Antaño, quien recurría a este tipo de engaño (denominado contract cheating en el mundo angloparlante) dependía de personas dedicadas a pergeñar textos por encargo. Por supuesto, dicha actividad se vio muy facilitada con el advenimiento de la Internet.

Lógicamente, con la popularización de la GenAI el problema se agudizó. El estudio mostró que muchos estudiantes están dispuestos a emplear la IA para redactar ensayos universitarios aun cuando esté expresamente prohibido por su universidad.

Y las universidades no están listas para atajar el problema. El estudio mostró que solamente el 3% de las participantes tenían políticas claras al respecto. Y aún más: tan sólo el 58% de ellas tenía planes de implementarlas.

En ese punto, la herramienta de Turnitin para detectar el uso de la IA para redactar ensayos universitarios puede ser de gran ayuda. De hecho, está integrada en las soluciones de la compañía utilizadas por numerosas universidades para evaluar la calidad de las tareas. Turnitin indica que su herramienta tiene una precisión mayor al 97% al detectar textos escritos por una IA. En contraparte, la tasa de falsos positivos es menor al uno por ciento.

Ahora bien, su propósito no es evidenciar conductas indeseables por parte de los estudiantes. Se limita a indicar con certeza razonable el porcentaje del ensayo que pudo ser generado por una IA generativa, como ChatGPT. Es decir, velar por el uso ético de la IA en la educación superior sigue en manos de los profesores. Después de todo, asegurar la integridad del trabajo académico debe ser uno de los aspectos primordiales de la enseñanza universitaria.