El uso de la inteligencia artificial, particularmente la generativa (GenIA), tiene cada vez más aplicaciones en la educación universitaria. Un ejemplo es el uso de la GenIA para el aprendizaje de idiomas. Las herramientas de IA pueden estimular el interés de los estudiantes al facilitarles la adquisición de las habilidades necesarias para dominar otra lengua.
Por ejemplo, la versión más reciente de ChatGPT (GPT4-o) puede ayudar a mejorar la escritura de una lengua extranjera. Para ello pude brindar consejos y señalar recursos disponibles para aumentar el vocabulario y fortalecer el dominio de la gramática y la sintaxis. Pero eso no es todo. Gracias a sus características, también funciona como herramienta para practicar el habla.
Por ejemplo, la Universidad Estatal de Arizona, emplea herramientas de GenIA para el aprendizaje de idiomas. Mediante una asociación con OpenAI (propietaria de ChatGPT), la universidad creó agentes denominados “compañeros de idiomas”. Se trata de chatbots que pueden conversar con cada estudiante de acuerdo con su nivel y propiciar que mejoren su fluidez; a la postre, esto conduce a un avance más acelerado —y divertido— en el dominio del idioma estudiado.
Límites de la GenIA para el aprendizaje de idiomas
Otro ejemplo del uso de la GenIA para el aprendizaje de idiomas se encuentra en la Universidad de Purdue (Indiana, Estados Unidos). Ahí, los estudiantes de cursos de español del primer nivel pueden asistirse con una plataforma de IA de su elección para escribir ensayos. Comienzan por redactarlos a mano; luego, los capturan en la plataforma para que la IA les ayude a corregir sus errores.
Sin embargo, para aprovechar el potencial de la GenIA para el aprendizaje de idiomas los estudiantes deben pedir que el chatbot les proporcione información detallada de los yerros para aprender cómo evitarlos.
Ahora bien, recurrir a la GenIA para el aprendizaje de idiomas no implica de ninguna manera prescindir de los profesores. Aunque los chatbots ayudan, por ejemplo, a mejorar el vocabulario, y fortalecen la fluidez, no bastan para aprender las sutilezas idiomáticas. Esto es, hay matices lingüísticos, modismos y contextos culturales sólo puede enseñar una persona.
Otro problema radica en el hecho de que la mayoría de las herramientas de GenAI se entrenan con textos en inglés. Eso le impone sesgos y limita su capacidad para asistir en la enseñanza de otros idiomas. Además, carecen de la perspicacia necesaria para ayudar a los estudiantes a comprender los aspectos más complejos de cualquier lengua. Sin embargo, con dificultades y todo, el uso de la GenIA para el aprendizaje de idiomas no deja de ser una valiosa herramienta.