La virtualización en las TIC es algo familiar para quienes acceden a una versión remota de su escritorio de trabajo en un dispositivo personal. Si bien no es una tecnología nueva, su uso se ha incrementado en los últimos años. Por supuesto, las universidades no son ajenas a esta tendencia. De hecho, pueden beneficiarse de manera significativa al emplear la infraestructura de escritorio virtual.
Conocida coloquialmente como VDI por las siglas de su nombre en inglés (Virtual Desktop Infrastructure), la infraestructura de escritorio virtual permite acceder a los sistemas informáticos de la universidad desde casi cualquier dispositivo. Lo mismo puede ser una computadora personal que un teléfono inteligente o una tableta. Gracias a esto, los estudiantes y empleados pueden utilizar sus propios dispositivos sin que la universidad deba proporcionárselos.
Así, con el modelo Bring Your Own Device (BYOD), además de evitar el costo de adquisición de los aparatos, también se eliminan los asociados con repararlos o reemplazarlos. Los usuarios autorizados pueden acceder a los mismos servidores, archivos, aplicaciones y servicios disponibles en las terminales ubicadas en los campus. Para ello, sólo requieren un cliente de escritorio seguro o un navegador web.
Otras ventajas de la infraestructura de escritorio virtual
El uso de la infraestructura de escritorio virtual en las universidades aumentó, por supuesto, durante la pandemia de COVID-19. Ahora, muchas de ellas aprovechan dicha tecnología para las clases a distancia, mixtas o HyFlex.
Asimismo, amplía el acceso a aquellos estudiantes que utilizan computadoras más antiguas o de gama económica. También posibilita que quienes usan dispositivos Apple puedan ejecutar aplicaciones exclusivas de Windows. De hecho, mediante la infraestructura de escritorio virtual se aminora la necesidad de instalar laboratorios de computación tradicionales. Con el modelo BYOD basta con que existan estaciones en las que los estudiantes conecten sus propios dispositivos.
Por otra parte, la VDI permite ofrecer a los usuarios acceso a recursos de computación intensiva ubicados en otras partes del campus. De hecho, pueden encontrarse en otro campus, sin importar cuán lejos estén.
Dado que es fácilmente el escalable, la infraestructura de escritorio virtual facilita ampliar el ecosistema de TIC de las universidades. Inclusive, puede ser que aumentar la RAM o actualizar el GPU de los dispositivos baste para que puedan ejecutar soluciones más potentes, como aplicaciones de ingeniería o sistemas de información geográfica.