Emplear inteligencia artificial (IA) en las redes universitarias ayudará a gestionar el creciente número de dispositivos conectados a ellas, ya sea que se trate de sensores integrados a la Internet de las Cosas (IoT) o de las terminales empleadas por estudiantes y empleados para sus actividades cotidianas. Esta proliferación de aparatos conectados —acentuada por la práctica del Bring Your Own Device (BYOD) común en los campus— puede ser problemática, sobre todo para las instituciones cuyas redes tienen una arquitectura de hace más de una década, cuando no existían la demanda de conectividad móvil de hoy.
Actualmente, los miembros de las comunidades universitarias esperan tener acceso a conexiones WiFi en cualquier parte del campus. Su expectativa es que funcionen sin tropiezos y puedan conectarse sin engorros. Lo mismo da si pretenden enviar un correo electrónico o acceder a recursos de realidad aumentada o virtual. Para mejorar la experiencia de los usuarios (UX), las instituciones de educación superior pueden recurrir al uso de IA en las redes universitarias para analizar el tráfico y eliminar los cuellos de botella.
Los análisis logrados al integrar IA en las redes universitarias también pueden ayudar al personal de TIC a mejorar su comprensión de la vida en el campus fuera de las aulas. Por ejemplo, pueden determinar con rapidez y facilidad, sin papeleo, si alguna cafetería es mucho más frecuentada que otras e incluso cuáles platillos son los más demandados. También pueden saber los horarios en los que hay más demanda de conectividad en determinadas áreas del campus, como los laboratorios o la biblioteca, y planear con más certeza la asignación de recursos de TIC para atenderla. De igual manera, se pueden automatizar servicios basados en la ubicación, como recorridos autoguiados por las instalaciones.
Beneficios específicos de la IA en las redes universitarias
●Asignación eficiente del ancho de banda: La experiencia de los usuarios puede mejorar sensiblemente si las redes a las que se conectan están gestionadas de manera dinámica por una inteligencia artificial. Eso permite dejar atrás los ajustes preestablecidos manualmente y distribuir el ancho de banda según las aplicaciones ejecutadas y su demanda en cada momento.
●Detección de anomalías: Un buen número de los dispositivos que se conectan a las redes actuales no siempre son 100% compatibles con las tecnologías de administración actuales. Al monitorear la red, la IA puede detectar anomalías en series de tiempo con una correlación entre eventos que pueden no resultar evidentes ni siquiera para un administrador experimentado.
●Determinar el origen de fallas: Emplear IA en las redes universitarias posibilita el análisis de terabytes de datos en cuestión de minutos. Eso permite identificar con rapidez qué puede estar fallando en una red (por ejemplo, dispositivos, sistemas operativos o puntos de acceso) y acelerar la resolución del problema.
●Resolución autónoma de problemas: Una verdadera inteligencia artificial aprende con el tiempo y puede predecir problemas antes de que sucedan, lo cual permite tomar medidas preventivas para evitarlos. Inclusive, algunas soluciones incluyen asistentes de virtuales con la capacidad de utilizar procesamiento de lenguaje natural (Natural Language Processing, NLP) que ayuda al personal de TIC resolver problemas complejos. y ofrecer conocimientos prácticos sobre cómo solucionar problemas existentes. Pueden responder preguntas verbales como “Qué falló?” y “¿Por qué ocurrió así?”. Esa versatilidad le da aun más valor al uso de una IA en las redes universitarias.