En el Tec de Monterrey la innovación educativa impulsada por la tecnología dio lugar a su nuevo modelo Tec21, el cual surgió de la necesidad de transformarse y adaptarse a un nuevo contexto. Las tecnologías que forman parte de nuestra cotidianidad habilitan este nuevo enfoque pedagógico. Estas permiten a los alumnos acceder a contenidos, interactuar, desarrollar actividades de aprendizaje y alcanzar competencias tanto disciplinares como transversales.
—No pensamos en utilizar la tecnología porque es parte vital de nuestra vida sino porque creemos que pueden potenciar muchas experiencias de aprendizaje o el nivel de aprendizaje de nuestros alumnos —comenta Beatriz Palacios, directora nacional de innovación educativa para el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey.
Antes inclusive de hablar de tecnologías y de la transformación del rol del docente, la universidad comenzó con la alineación del espacio físico que rodea al alumno. Este fue conceptualizado en seis tipos de zonas:
Presentación: el alumno y el profesor tienen una interacción de exposición.
Creación: zona que permite desarrollar o manipular elementos. Se dividen en zonas suaves, como la de ideación, y las rudas, donde se pueden crear prototipos y productos.
Colaboración: zona donde se desarrollan vivencias que permitan el intercambio entre dos o más personas y la creación de resultados en grupo.
Tutoría: donde se albergan zonas de seguimiento y evaluación del progreso del alumno.
Concentración: zonas donde el alumno puede estudiar por su cuenta y hacer prácticas individuales.
Vinculación con el contexto: que se refiere a espacios que habiliten la interacción entre el alumno y ejecutivos o funcionarios de empresas u organizaciones consideradas socios formadores.
Innovación educativa en la biblioteca del Tec de Monterrey
Entre la tecnología utilizada en las diversas áreas destacan la holografía (telepresencia), los equipos de videoconferencia, las cámaras con capacidad para transmitir en Internet (incluye una cámara 360), herramientas de interacción a distancia donde destacan lentes de realidad virtual e impresoras 3D.
Posteriormente, se detectaron espacios que pudieran alojar una o varias de esas zonas. Entre estos destaca la nueva biblioteca del campus Monterrey, la cual fue reinaugurada en el 2018. Este edificio ha pasado de ser un lugar exclusivo de investigación y consulta a ser un espacio de colaboración y creación. —Ves que el alumno se apropia del espacio y puede tener flexibilidad para construir el acomodo o los recursos que requiere para crear, colaborar o trabajar en equipo —comenta Palacios.
Si bien las bibliotecas son espacios naturales para la instalación de estas zonas, la intención del Tec es que estén dispersas en diversos lugares en los campus para que sean accesibles al alumno. Esto tendrá lugar en los siguientes dos años e incluirá tanto edificios donde hay aulas como otros espacios.
Experimentación transformadora
Learning Commons: Dentro de la biblioteca del campus Monterrey destaca el area conocida como Learning Commons. Cuenta con 3,300 metros cuadrados de construcción donde se albergan zonas de colaboración y creación. Los espacios incluyen tanto mobiliario como diversas tecnologías, tales como pizarrones interactivos y recursos de realidad virtual. Esto permite a los alumnos trabajar en equipo para idear y construir o producir artículos o ideas creativas.
Las premisas de esta área son:
- La educación excede lo que sucede dentro del salón de clases.
- Los estudiantes son capaces de gestionar su aprendizaje.
- Las relaciones equidistantes posibilitan la colaboración.
Centros de experimentación: Antes de integrar la tecnología en las diversas zonas, hay un periodo de prueba y análisis, del cual los alumnos forman parte activa. Para ello existen centros de experimentación donde cualquier estudiante puede conocer y jugar con nuevas tecnologías. Actualmente, incluyen Internet de las Cosas, realidad virtual y aumentada, videos 360, drones y tecnología de video. Conforme se les encuentra el uso didáctico adecuado, se incorporan a las diversas zonas.
—A los chicos y profesores innovadores no necesitamos ponerles nada pero no podemos quedarnos sólo con ellos. Tenemos muchas iniciativas para que participen aun aquellos que, por su perfil, pudiera pensarse que no les interesa ningún tipo de tecnología —añade Palacios—. Estamos realizando experimentos de innovación educativa con profesores de todas las disciplinas. La idea es que la tecnología no es el fin, ni se tiene que ser experto para aprovecharla. Tengo que pensar qué quiero transformar, ya sea mi práctica docente o un trabajo escolar, y saber que usar recursos tecnológicos puede potenciarlos. Es abrir el mundo de posibilidades.
Soluciones integradas para la innovación educativa
La innovación educativa en el Tec de Monterrey empodera a los alumnos y reta a los docentes: Las áreas de estudio grupal dentro de las bibliotecas son los espacios de mayores niveles de satisfacción en las encuestas realizadas por la universidad, con un nivel de aprobación del 82.5% entre alumnos y 87.2% entre los maestros. La respuesta también se nota en el uso de la biblioteca, el cual ha crecido considerablemente. Si bien los profesores han respondido favorablemente a estos nuevos entornos, Palacios reconoce que ha requerido flexibilidad por parte de los docentes.
—Estamos acostumbrados a un salón con sillas mirando hacia enfrente. De repente, tener espacios más abiertos, donde no necesariamente hay paredes, donde el mobiliario es más flexible, implica un cambio fuerte en la dinámica del profesor —apunta Palacios. Respecto a la integración de soluciones de empresas de tecnología, comenta que «estamos buscando a empresas que no nos ofrezcan productos. Queremos que colaboren con nosotros y diseñen productos que nos permitan pensar en estos espacios de manera más contundente y más adecuados a las vivencias que estamos creando para nuestros alumnos».