El uso de Software as a Service en salud se incrementó con la pandemia de COVID-19 debido a la necesidad de ampliar la capacidad de atención, tanto intrahospitalaria como para ofrecer servicios de telemedicina. Ello aceleró la adopción de aplicaciones alojadas en nubes públicas. De hecho, se estima que el valor de los servicios sanitarios en la nube ya supera 18,000 millones de dólares.
El modelo de SaaS tiene ya años en funcionamiento en múltiples negocios y se han superado problemas de antaño, como la continuidad del servicio y la capacidad de almacenar los datos de manera segura. Ahora es común que el SaaS se utilice para áreas clínicas, como servicios de comunicación, expediente clínico electrónico (ECE), telemedicina, imagenología y monitoreo remoto de pacientes, por ejemplo. Lo mismo ocurre en tareas administrativas, para servicios de facturación y control de inventarios, entre otras funciones. Sin embargo, conforme se extiende la adopción del Software as a Service en salud hay consideraciones que no conviene perder de vista.
El primer punto a tomar en cuenta es la capacidad y experiencia de los vendedores del servicio con respecto a la nube que utilizan. Si bien tiempo atrás lo usual era que mantuvieran sus propios centros de datos, ahora hospedan sus aplicaciones en alguna de las grandes nubes públicas. Así tienen la capacidad de brindar escalabilidad, disponibilidad y recuperación de desastres para sus productos.
Lo anterior implica en ocasiones que deben modificar la arquitectura de sus aplicaciones, lo cual puede impactar en su rendimiento.
Inteligencia artificial y nubes múltiples
Cuando se trata al Software as a Service en salud hay algunas tendencias dominantes:
●Soluciones con inteligencia artificial integrada. Este tipo de aplicaciones incorporan la capacidad de aprendizaje o machine learning, lo cual las vuelve más eficientes y autónomas. Al automatizar los procesos, se incrementan la productividad del negocio y se mejora la atención a los pacientes.
●Uso de múltiples nubes. Al recurrir a esta estrategia, las instituciones de salud pueden fortalecer su capacidad para almacenar, procesar, analizar y resguardar datos esenciales de los pacientes. Además, permite tomar ventaja por completo de una de las características más atractivas de utilizar Software as a Service en salud: las actualizaciones, parches de seguridad y mantenimiento en general de las aplicaciones es responsabilidad completa del proveedor.
Adicionalmente, las plataformas más robustas de SaaS suelen ofrecer personalizaciones listas para instalarse en las aplicaciones, a la manera de complementos (o plug-ins). Esto amplia sus capacidades sin necesidad de que los usuarios tengan que hacer modificaciones por su cuenta.
Metadatos y ciberseguridad
La implementación de Software as a Service en salud implica la necesidad de integrar a la plataforma aplicaciones y programas preexistentes en las redes hospitalarias. Entre los más importantes se cuentan los sistemas de expediente clínico electrónico. Conocer en detalle cuánto tomará incorporarles y configurar las aplicaciones de SaaS evitará que haya demoras innecesarias.
En el mismo tenor, para asegurar una integración sin problemas se deben tener bien definidos los mecanismos de integración de datos en las aplicaciones SaaS. Ya sea que se trate de cargarlos por única vez o de un intercambio continuo, no basta con saber que se utilizará una API. Resulta menester que haya completa claridad sobre lo que se requiere para acceder a la API de manera segura y escalable y obtener un buen desempeño.
Al utilizar Software as a Service en salud habrá recolección de metadatos por parte del proveedor. Ello es inherente a la operación misma de las aplicaciones, pues proveen métricas importantes para monitorear su desempeño. Eso permite optimizar su confiabilidad, escalabilidad y relación costo-beneficio. Sin embargo, es necesario tener claridad absoluta sobre el detalle de los metadatos y el uso específico que se les dará.
Entrenamiento para usar Software as a Service en salud
También es relevante conocer en detalles las prácticas de protección de los datos por parte del proveedor. Por ejemplo, la frecuencia con que se realizan los respaldos, los pasos a seguir para efectuar una restauración a partir de ellos y cuánto tiempo tomará hacerlo.
De igual forma, los responsables de TIC deben estar familiarizados con los canales de comunicación con los vendedores cuando surgen problemas con la plataforma. Si bien los mayores proveedores suelen tener incluso sitios dedicados a estos menesteres, podría no ser el caso con los más pequeños. Lo mismo aplica cuando suceden filtraciones de datos. ¿Qué tan rápido lo notifica el proveedor a sus clientes? Además es vital conocer los mecanismos disponibles para que los hospitales puedan asegurarse de que el proveedor cumpla con sus compromisos cuando se trata de recuperación de desastres, disponibilidad y seguridad de los datos.
Por último, pero no menos importante, es asegurar el entrenamiento necesario para el uso exitoso de las aplicaciones de Software as a Service en salud. Asegurarse de que los usuarios sepan cómo utilizarlas evita que se sientan frustrados con ellas y facilita su aceptación, al tiempo que permite sacarles el mayor provecho posible.