El uso de las TIC en la educación superior se ha afianzado y profundizado en los últimos años. Nada indica que esa tendencia cambie en el futuro, al contrario: su presencia se ampliará en los años siguientes. La transformación digital beneficia tanto a los estudiantes como a los profesores y las universidades donde trabajan. Sin embargo, la acelerada digitalización de la enseñanza universitaria entraña desafíos técnicos. Es por ello que se requiere una gestión especializada de las TIC.

Entre las TIC que más impacto han tenido se cuentan la inteligencia artificial (IA), las plataformas de enseñanza remota e híbrida y la Internet de las Cosas (IoT).

●La inteligencia artificial, particularmente la generativa (GenAI), se utiliza cada vez más en la educación universitaria. Ya sea para diseñar cursos personalizados, fomentar el aprendizaje colaborativo o facilitar la evaluación de los alumnos, se prevé que, tarde o temprano, la GenAI transformará la experiencia de los estudiantes en todos los aspectos de la vida en los campus.

Gestión especializada de las TIC para edificios inteligentes

●La enseñanza híbrida y remota implica el manejo de un creciente big data. Dado que tal alud de datos es imposible de procesar sin auxilios tecnológicos, se requiere una gestión especializada de las TIC para aprovecharlos. Así, la analítica impulsada por IA y ML mejora la eficiencia y facilita el trabajo de las universidades, permitiéndoles dar mejor atención a los estudiantes.

●El número de dispositivos conectados a las redes universitarias no deja de crecer, ya sea que se encuentren en el campus o en ubicaciones remotas. Y no sólo se trata de los dispositivos portátiles de los alumnos.

La Internet de las Cosas (IoT) en las universidades está integrada también máquinas, sistemas, sensores, cámaras y otros equipos. Todos ellos comparten, procesan y almacenan datos para propósitos específicos. Puede tratarse lo mismo de supervisar el ingreso a áreas controladas de la universidad que automatizar el uso del aire acondicionado o la iluminación. Eso, en los hechos, implica la conversión paulatina de los campus en conjuntos de edificios inteligentes. Por supuesto, eso da lugar a un ecosistema tan complejo que se vuelve imperativo contar una gestión especializada de las TIC.

Evitar las caídas del sistema

Por supuesto, la tecnologización de la educación universitaria plantea problemas importantes. Uno de ellos es evitar los tiempos de inactividad del ecosistema TIC. Cuando los servicios o los dispositivos dejan de funcionar se ven afectadas todas las tareas de la universidad. Por ello, uno de los objetivos de la gestión especializada de las TIC es evitar las “caídas” del sistema. Para lograrlo se debe mantener un monitoreo constante, realizar pruebas periódicas y, por si ocurre lo indeseable, elaborar planes de contingencia.

Otro aspecto en el que resulta útil la gestión especializada de las TIC es el cumplimiento de las regulaciones. Dado que la educación implica el manejo de información personal confidencial, cualquier falla en los sistemas que la procesa puede tener fuertes consecuencias legales. Puesto que la ciberseguridad consta de tecnologías muy especializadas, debe ser gestionada por profesionales.

Por otra parte, la integración de nuevas aplicaciones suele ser conflictivo, pues no siempre se acoplan sin sobresaltos a los sistemas heredados comunes en los campus. La gestión especializada de las TIC evita muchos dolores de cabeza, pues se evitan contratiempos como la pérdida de datos o fallos en los sistemas.

En suma, la gestión especializada de las TIC ya es esencial para la educación universitaria. Más aún: conforme la tecnología profundice la transformación del aprendizaje, el papel de los profesionales de TIC será cada vez más vital.